Jueza Rieiro otorgó perdón a un hombre que reconoció a 2 niñas que no eran sus hijas
29.09.2017, de DICOMI-SCJ. – La Jueza Letrada en lo Penal de 9º Turno, Dra. Blanca Rieiro, concedió el perdón judicial y exoneró de la pena a un hombre que dio su apellido a las hijas de su pareja, no reconocidas por su padre biológico.
Según surge de las actuaciones, la tía y la abuela materna de las niñas, de 2 y 5 años, realizaron una denuncia contra el Sr. J.A.S.L. y la Sra. M.C.D.L., madre de las menores, reclamando que la pareja vive en una finca muy precaria, sin la alimentación adecuada y que el denunciado reconoció a las niñas como hijas propias poniendo en grave peligro la identidad y el estado civil de las mismas.
En sus declaraciones, M.C.D.L. manifestó que antes de entablar un vínculo con el hombre le planteó la situación a su hija más grande y que, cuando lo conocieron, tuvieron una muy buena relación. Al ser consultada por el padre biológico de las niñas expresó que “nunca las quiso reconocer”, por eso J.A.S.L. se hizo cargo de ellas.
Al mismo tiempo, la pareja de M. declaró que cuando decidieron darle su apellido hubo un proceso de diálogo consensuado con las menores. Asimismo, expresó que las niñas son como sus hijas, se encarga de su alimentación, llevarlas a la escuela y demás.
En su resolución, la magistrada hizo referencia al artículo 39 del Código Penal que establece: “sólo se puede exonerar de pena exclusivamente el reconocimiento como hijo legítimo o natural de una persona que careciera de estado civil, conducta que encuadraría en lo previsto en el artículo 259 del Código Penal como delito de suposición de estado civil”. Además, agrega que el artículo 39 del Código Penal permite que el Juez perdone al causante de cualquiera de esas acciones cuando son perpetradas por móviles de piedad, honor o afecto. A su vez, expresó que “el indagado y la madre de las niñas mantienen un vínculo estable, brindándoles los cuidados, educación, cubriendo los aspectos materiales dentro de sus posibilidades, como dos personas de trabajo. Conforman una familia para su entorno y frente a la sociedad. (…) En definitiva redundan en una niñez plena y eventualmente en una vida adulta con vínculos firmes y duraderos”.